![Error-Prone-Self-Driving Error-Prone-Self-Driving]()
La mecánica del
juego Error-Prone es bien simple: se trata de una fila de coches autónomos que en lo que dura una partida deben recorrer 40 km sin chocar entre sí — eso lo consiguen si problema, que para eso son
coches autónomos dando vueltas en un descampado, entre la maleza.
Cada coche lleva una letra en el techo. Pulsando la letra correspondiente en el teclado se obtiene el control del vehículo — ‘control’ en el sentido de que
al pulsar esa tecla el coche avanza y al soltarla se detiene. Igual que un coche de verdad, sí.
El reto consiste por tanto en
obtener el control de uno de los vehículos y lograr que el conjunto consiga el objetivo de
recorrer 40 km sin chocar entre ellos en el tiempo que dura una partida.
La “demostración” es que los coches autónomos son más eficientes —recorren más espacio en menos tiempo sin necesidad de correr, manteniendo la misma velocidad pero sin maniobras torpes y sin acelerones ni frenazos absurdos— y por supuesto sin accidentes.
Si se juega solo no es tan difícil. Lo
complicado viene
cuando se unen más personas a la partida; es decir, cuando hay más gente en el teclado obteniendo el control de alguno de los otros 25 coches. Ahí ya sí que uno debe hacerse un buen seguro y prepararse para el
Carmageddon.
El juego
Error-Prone se puede jugar en el navegador web (del ordenador, no del móvil) o descargar para Windows o para Mac.
Cuidado porque es
absurdamente adictivo.
Vía
Wired.