Andan dando vueltas por ahí estas carreras de canicas en intrincados laberintos construidos con piezas encastrables de madera. Por alguna curiosa razón el resultado es altamente satisfactorio y da gustirrinín. Si te despistas puedes pasarte horas mirándolos en YouTube – o a lo mejor decides que es una buena forma de relajación.
En el primer vídeo prima la emoción para pronosticar si será la canica roja o la azul la que gane la carrera; en el segundo está más trabajada la composición y fotografía, un aspecto que también tiene su aquel.
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